VERSOS PARA LA MUJER


De Rosario Castellanos

-Meditación en el umbral-
No, no es la solución tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy ni apurar el arsénico de Madame Bovary ni aguardar en los páramos de Ávila la visita del ángel con venablo antes de liarse el manto a la cabeza y comenzar a actuar. Ni concluir las leyes geométricas, contando las vigas de la celda de castigo como lo hizo Sor Juana. No es la solución escribir, mientras llegan las visitas, en la sala de estar de la familia Austen ni encerrarse en el ático de alguna residencia de la Nueva Inglaterra y soñar, con la Biblia de los Dickinson, debajo de una almohada de soltera.


De Adela Zamudio

Cuánto trabajo ella pasa por corregir la torpeza de su esposo, y en la casa, (permitidme que me asombre) tan inepto como fatuo, sigue él siendo la cabeza, ¡Porque es hombre! Si algunos versos escribe, de alguno esos versos son, que ella sólo los suscribe, (permitidme que me asombre) si ese alguno no es poeta, por qué tal suposición ¡Porque es hombre!


De Alaíde Foppa

Es un ser que aún no empieza a ser. No el remoto héroe viril que los propios varones soñaron. No el salvaje que otros civilizaron. No el temido pirata ni corsario, no el santo iluminado, no el solitario náufrago, no el “feo ni el oso”, no el que siempre manda.

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